Formentera, el último reducto de los hippies, una isla que se ha convertido en el destino de vacaciones preferido de muchos famosos y donde los yates, las playas paradisíacas, han ocupado el lugar de sus antiguos moradores.
Formentera – El último reducto de los hippies
Formentera es una isla de 115 kilómetros cuadrados formada, en realidad, por dos islotes unidos por un istmo en el que se despliega la playa de Mitjorn, la más larga y espectacular de la isla. Está situada al sur de la de Ibiza, mediando entre ambas un canal de unos 4 kilómetros, que algunos intrépidos cubren nadando en verano.
El nombre de Formentera viene del latín Frumentum (trigo, en castellano), pues los romanos, auténticos depredadores, plantaron de cabo a rabo la isla de este cereal, que cultivaban esclavos en condiciones infrahumanas. Tenemos para nosotros que los romanos ocuparon durante muchos años esta isla y aún podemos encontrar algunos vestigios de su paso.
Mucho más pacíficos, fueron los hippys que colonizaron la isla en la década de los años sesenta del siglo pasado. Hicieron de Formentera (junto con algunos enclaves de la India), uno de sus bastiones más preciados. De aquella pacífica y fumadora invasión queda poco: algunos resistentes ya maduros y aburguesados, y una artesanía neo-hippy que vive del turismo de masas y que podemos encontrar en los variados mercadillos callejeros.
Pero la huella queda y el aroma persiste en algunos lugares de la isla. Formentera es una isla que hay que recorrerla a la pie o, mejor, en bicicleta dado que hay algunas tiendas donde poder alquilarlas. Las autoridades turísticas de la isla han diseñado diversas rutas cicloturistas por Formentera que acercan sin esfuerzo al viajero hasta los rincones naturales con más encanto de esta pequeña isla.
Con la bicicleta se puede saltar de playa en playa, de cala en cala, dando de manera relajada la vuelta a la isla en un par de jornadas. Los pedaleos nos llevarán a puntos encantadores como cala Sabina (el lugar de entrada por mar a la isla); la playa de es Pujols, protegida por el cabo Punta Prima; la playa de Mitjorn; el encantador pueblecito de Nuestra Señora del Pilar (coqueta iglesia ibicenca); y el espectacular faro de la Mola, encaramado a un acantilado de vértigo.
Las mejores calas de Formentera
La capital de Formentera es Sant Francesc Xavier, en donde el viajero encontrará una satisfactoria infraestructura de acogida. Lo más destacable en el ámbito patrimonial es su Museo de Etnografía de Formentera, en el que se da un concienzudo repaso a la forma de vida y las actividades económicas anteriores a la llegada de los hippys y el posterior turismo de masas.
Toda época es buena para acercarse a Formentera, aunque en invierno la isla está muy desangelada, con poca actividad turística y donde los residentes, disfrutan de una paz que a partir de junio desaparece. El tiempo en invierno, azotada muy a menudo por fuertes vientos, no hace muy agradable su visita, pero puede ser una buena opción para conocer la isla más allá de sus playas, calas y fiesta nocturna.